lunes, 18 de enero de 2010

Enamorándonos del caos

Ya hace tiempo que vengo diciendo (en general, entre mis amigos sobre todo) que el mundo está raro. Y me refiero a raro no porque estemos ante un cambio increíble (que también) ni porque haya salido el Windows 7, que, evidentemente, no podremos costearnos ni la mitad de los usuarios de XP o Linux en mi caso, si no porque parece que el caos se aproxima a pasos agigantados, no hay quién lo pare. Me explico: por si no se han dado cuenta, los extremos cada vez se alejan más. El gobierno hace cosas absurdas, dice cosas más absurdas aún y lo peor de todo, la oposición las hace y las dice como si fueran retrasados mentales (con todo mi respeto hacia estos últimos). Unos tratan de quedar bien con políticas absurdas y los otros sólo intentan llevarles la contraria. Vamos que si el señor Zapatero dice que no se tira de un puente porque le parece feo y asqueroso, el señor Rajoy (cuyo intelecto dejó de trabajar ya hace muchos años) sería el primero en precipitarse al vacío única y exclusivamente para llevarle la contraria a Don Jose Luis. Ni que decir tiene que la crisis a la que nos llevó el otro señor del bigote (ventrílocuo profesional y gestor de marionetas fascistas varias) hace mella en alguien que, quizá intente sobreponerse a ella, pero que no lo está consiguiendo. Todo recala en la desesperación de la gente, paro por aqui, atracos, robos, delitos por allá y caos de nuevo. Ahora parece ser que el señor del intelecto putrefacto da otra idea brillante, ABOLIR LA INMIGRACIÓN. Bueno, es mejor no hacer más que mención porque tal patraña inhumana no merece ni dedicarle tiempo. Háganse ustedes una opinión propia.
A lo que quiero referirme con esto es que nadie es consciente de que no es la crisis la que está aumentando el caos, si no que todo a lo que tenemos miedo parece cerrarse un poco más y dentro de poco nos veremos envueltos en una dictadura mundial perpetrada por los que están detrás de los que dan la cara en la actualidad. Seismos en Haití, premio nobel para el señor de "para que haya paz tiene que haber guerra", globo de oro (por favor) para Jose Mari y sus muñecos y, sobre todo a la señora de la cara arrugada que según ella es presidenta de la Comunidad de Madrid, pero que bajo mi criterio lo único que hace es dar pasos atrás, la escoba de oro a la comunidad que más esfuerzos pone en zafarse de personas con criterio y sentido del humor. El día que haya una revuelta, ella será la primera en dar la cara por lo menos para decir idioteces sin sentido. Luego ya se encargará algún espabilado de desplumarla como se merece y de darle una pequeña cura de humildad a la señora "controlatodo".
A día de hoy, sólo en ese aspecto deberíamos preocuparnos más y dejar de tener hijos, porque viendo el panorama, señores, los que lo van a pasar mal serán ellos y no creo que ustedes quieran que sufran lo que ustedes vieron venir y cerraron la boca por esperanza, pero sin albergar ningún punto de cordura (seguramente algún obispo oportunista daría una rueda de prensa para criticarme, pero como no me conoce nadie estaré tranquilo).
Cuando pase lo que tiene que pasar, según mi criterio un holocausto nuclear ni más ni menos, espero que estén todos preparados para abandonar a Dios por momentos y retomarlo cuando se acaben las cosas (porque ya les digo de antemano que él no les va a salvar de nada) y pensar muy bien qué harían en caso de que todo se vaya al garete. Quedan pocos años para que todo eso suceda y sin duda, en medio de la confusión, el que ascenderá será el más malvado entre los malvados y, creedme, ese tipo de personas siempre se mantiene en la sombra. Más nos vale acostumbrarnos, hacernos a la idea y enamorarnos del caos. Si no, lo vamos a pasar muy mal.

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